martes, 30 de octubre de 2007

LALO, QUERIDO HERMANO


Podríamos haber llamado por teléfono y hablado unos minutos, donde busquemos estar presentes en la vida del otro, saltando la distancia que se interpone te damos este abrazo siempre pleno de cariño. Mas la palabra es tan rápida, abarca poco, se va con el viento...

Y estamos aquí, frente a este computador, que es testigo de este amor bendito, aquí, queriendo rescatar cada pensamiento que surgen en nuestros ratos de soledad y melancolía…

Han pasado tantos años que nuestra piel se ha curtido en apariencia, pero seguimos siendo los mismos de aquellos años cuando nuestros sueños los podíamos tocar con la punta de los dedos… claro, las fuerzas no son las mismas, pero las ansias están ahí. Te reirás de lo que digo, pero sé que tú también recuerdas aquellas hermosas imágenes de nuestra niñez.

Los tiempos se han tornado diferentes, han corrido en dirección equivoca, pero eso no le importa al sentimiento de hermanos que en nosotros se ha enraizado firmemente, fielmente nos mantenemos a tu lado pese a la lejanía. La última vez que conversamos, hubo un silencio prolongado, como si las palabras sobraran, como si bastara la mirada para decirnos cuanto nos amamos. Siempre me he preguntado ¿Por qué, los seres que más amamos, deben estar lejos?, ¿Por qué un momento de felicidad cuesta tanto dolor?, ¿Por qué lo más bello, debe costar tanto en nuestras vidas?

Tú siempre presente en el cuidado que prodigabas, presente en el momento de nuestras caídas, cuando nuestro corazón se resquebrajaba estaba tu voz presta a dar un aliento, tu mano para levantarnos. Cada día de nuestra vida, oramos por ti, para que Dios te mantenga bajo su custodia, porque eres el agua que riega nuestras raíces y nos mantiene con esperanza en la vida. Pero a veces esas imágenes tuyas no son suficientes y lloramos, te echamos de menos hermanito.

Lalo, antes de terminar esta carta, querremos agradecer tu cariño, cada momento de amor-entrega que nos diste, por nuestros momentos felices, que se convirtieron en una hermosa lección de amor fraternal. Eres el oasis que calma nuestra sed de amor, nuestro refugio preferido, nuestro jardín secreto, el que da color a nuestros días grises, eres nuestra fuerza en momentos de tristeza y por siempre nuestra mayor alegría, si pudieras leer estas líneas te darías cuenta del inmenso amor que nos inspiras; por tanto, te esperamos vengas pronto, para hacer realidad nuestros sueños de niños, Juana y Florencio y todos tus hermanos deseamos sea pronto.

Desde la casa de Juana y Florencio, nuestro hogar y nuestra casa, nuestro abrazo y beso a la distancia.

Tus hermanos

No hay comentarios: